13 de agosto de 2011

"FIDEL EL MÉDICO"


Las últimas semanas han despertado la atención mundial sobre el estado de salud del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Hugo Rafael Chávez Frías, llegando a su clímax tras su enérgica y sentida declaración el pasado 30 de Junio donde reconocía la presencia de cáncer en su organismo. Desde entonces un torrente de emociones ha recorrido toda la nación, teniendo como protagonista al pueblo trabajador que preocupado por su líder no ha oculto sus lágrimas, las mismas que derrama una madre cuando tiene a un hijo enfermo; sin embargo al igual que advertimos la eterna disposición del Comandante Chávez de continuar una vez más la lucha partiendo de un momento incierto, como los vividos por él en los años 1992 y 2002, nos revelaba un extraordinario suceso: ¡Había descubierto a Fidel el médico!

Días después, en plena reunión de trabajo en la Habana, Chávez nos contaba como solo la aguda observación de Fidel lo colocó inesperadamente en la posición de paciente y es sometido a una rigurosa "entrevista médica" para precisar sus dolencias, convenciéndole de manera juiciosa que necesitaba realizarse un examen médico más profundo; esta vez era el padre quien preocupado por el hijo se vio obligado a jugar por primera vez en su vida el papel de médico con el aliciente de que su duda razonable era cierta. Es la medicina la profesión que este legendario combatiente más ha respetado y guardado celosamente en su alma como un sueño, porque si algo identifica a ambos líderes además de sus profundas convicciones revolucionarias, es que son eternos soñadores.

¿Cómo podríamos explicarnos que Fidel haya seguido intuitiva y deductivamente el Método Clínico de manera satisfactoria en esta improvisada consulta médica? Para acercarnos a la respuesta de esta compleja pregunta nos detendremos en tres aspectos:

Primero, es admirable en Fidel su capacidad de observación, cultivada de manera extraordinaria desde sus días inolvidables en la Sierra Maestra y que le permitió progresar como nadie a través del tridente abogado-guerrillero-estadista. Lo anterior podría ser resumido con tres ejemplos respetando igual orden: su alegato de autodefensa en el juicio por el ataque a los cuarteles  Moncada y Carlos Manuel de Céspedes conocido universalmente como "La historia me absolverá"; su genial conducción de la lucha en la Sierra  determinando el momento crucial para realizar la invasión desde Oriente hasta Occidente y haber advertido a los países del tercer mundo en los años ochenta del pasado siglo que la deuda externa era sencillamente impagable, agregándole además su muy particular sello de rebeldía: ¡Incobrable!

Segundo, Fidel posee una cualidad que distingue de manera muy especial al buen médico del mal médico, saber escuchar y además transmitir su calor humano con un saludo y una despedida afectuosa. La capacidad de escuchar es innata en el individuo y si en algo han fracasado los programas de enseñanza en medicina es que no existe la forma de enseñar a escuchar a nuestros educandos, sin embargo se les adiestra sobre cómo lograr el rapport necesario para una buena entrevista médica. Cuántas veces los enfermos no se quejan al salir de una consulta diciendo tan solo: ¡Este médico no me escuchó o no me tocó! Esta última constituye una mala praxis bastante difundida en la medicina occidental donde el acelerado desarrollo científico-técnico ha desvirtuado el Método Clínico, relegándolo erróneamente a un segundo plano y convirtiendo el arte médica en un medio de consumo con consecuencias fatales para el ser humano.

Tercero y final, Fidel es el legítimo creador del modelo médico cubano y nunca dudó  que debían prevalecer en el los valores por encima del apego a lo material, respetando la escuela hipocrática de medicina pero con la originalidad de que este médico sería de naturaleza humanista y socialista al vivir en la propia comunidad donde se desempeñaría, compartiendo por igual necesidades y tareas cotidianas con vecinos y pacientes, combinando las facetas de educador y galeno, solo así lograría identificar los más disímiles problemas de salud a su alrededor; es decir, Fidel ya poseía per se un pensamiento médico debidamente estructurado. 

El premio nobel de Literatura Gabriel García Márquez quien en varias oportunidades confesó públicamente no imaginar a Fidel en su resurrección como político sino como escritor, puso de manifiesto en su apreciación que lo anterior ha ganado en relevancia a raíz de las innumerables reflexiones escritas por este último, pero independientemente de la amistad y el cariño que todos los cubanos le profesamos al Gabo, ahora sabemos que éste en su acertada opinión nunca se imaginó al polifacético Fidel médico sagaz y premonitorio.  Curiosamente hoy Chávez ha dado crédito a algo desconocido por muchos y que constituye un sentimiento muy popular en Cuba jamás publicado y es que Fidel más que político, más que abogado, más que guerrillero ha sido para todos los cubanos: ¡Fidel el médico!

¡¡¡¡¡¡¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS COMANDANTE!!!!!!!!!

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